Llegando al final.

El aire se siente demasiado frío, mis pulmones no pueden soportar tanto, mi cuerpo resiste, pero aun así, mi corazón se siente congelado.
Caminé millas a las 23:00, llegó un momento donde ya no sentía frío. Algo dentro de mi lloraba, pero impedía salir de mis ojos. La música me recordaba, me hacia viajar a tiempos donde se me veía feliz. Mi sonrisa ya no es abundante, y menos cuando pienso en ti.
Me senté en un pequeño banco que ocupaba la esquina. Estaba oscuro, pero no sentía miedo, lo único que sentía era la soledad, que poco a poco abarcaba todo mi espacio alrededor.
Siempre traté de ver la vida con una sonrisa, hoy me temo que no veo, producto de mis lágrimas y mis ojos empañados.
La vida muchas veces es difícil, las cosas salen mal todos los días, quizás aquí, en este rincón me siento bien, llegando al final.
Ya no tengo fuerzas para caminar, debido a la cantidad de medicamentos que tomé cuando venía. Todavía puedo sentir tus brazos, puedo verme mirándote, rodeando tu espalda en la mañana.
Caí, me acosté en el suelo, el pasto esta mojado a causa de la neblina. Puedo sentirte aquí todavía, tu rostro entre la multitud, en las horas perdidas.
Mi cabeza estalla, los recuerdos me invaden..¿porqué solo de ti? Estas ahí, haciendome reír, puedo ver la felicidad en ambos. Ocupas todo el lugar en mis pensamientos. Sigues aquí, no te has ido... y por un momento pude creer que estaba soñando, y en realidad... estaba despidiendote para siempre.
Agustina.