25/8/17

Me salvaste.

Me había dado por vencida, no sabía en quien confiar, así que diseñé un armazón que me mantenía lejos del cielo y del infierno, y había tocado fondo. Era todo lo que quería hacer. Escondí mi corazón, estaba encarcelada en la oscuridad. Pero entonces, me encontraste vestida de negro ocultándome atrás de todo. La vida había roto mi corazón a pedazos, y tú tomaste mi mano sobre la tuya, empezaste a romper todas mis paredes y cubriste mi corazón de besos.
Pensé que la vida no tenía sentido. Omitió mis lágrimas, ignoró mi llanto. La vida había roto mi corazón, mi espíritu, y entonces te cruzaste en mi camino. Tú sofocaste todos mis miedos, me hiciste reír, después cubriste mi alma de besos...
Estaba por debajo del suelo, estaba fuera, y lo había perdido todo. Si, estaba asustada y desgarrada, así que caminé en la noche, me había dado por vencida y me resbalé más abajo. Sentí como si me estuviera ahogando. Pero me encontraste, en el momento indicado. Me salvaste. Estaba desesperanzada y rota. Abriste la puerta para mi, mientras yo me ocultaba, tu dejaste entrar la luz, y ahora veo todo lo que tu hiciste con mi corazón herido. Hiciste todo lo que yo no pude hacer. Me liberaste, como una mariposa saliendo de su capullo. Me has quitado toda mi armadura, arriesgándome a la vida de nuevo.
Agustina.