2/12/17

Querido extraño:

Te echo de menos. Echo de menos los mensajes de texto que nos enviábamos sobre cualquier cosa estúpida que sucedía en nuestra vida. Extraño la manera en que las personas me preguntaban dónde estabas cuando no ibas conmigo. Echo de menos reír contigo de todos nuestros chistes. Echo de menos enviarnos fotos vergonzosas y nuestras videollamadas desde el baño. Echo de menos sentir que con una sola mirada sabíamos lo que estábamos pensando exactamente. También extraño a tu familia y la forma en que solías ponerme al tanto de cada acontecimiento que te sucedía con ellos. Echo de menos saber que siempre estabas ahí para mí, para apoyarme, sin importar qué tan mala podía ser la situación. Yo siempre sabía que ahí estarías tú. Extraño a mi persona favorita, a mi otra mitad… a mi mejor amigo.
No me gusta que las personas me pregunten cómo estás, porque realmente no lo sé. Odio que nuestras conversaciones que una vez solían ser tan naturales y aparentemente interminables, ahora sólo estén llenas de incómodos silencios. No me gusta que tu cara, la cara que estaba tan acostumbrada a ver todos los días y a todas horas, se haya convertido en una más entre la multitud. Odio que ahora podamos durar días sin hablarnos y que la mayoría de nuestras conversaciones empiecen con un: “Siento que no hayamos hablado antes”.
Estoy enojada con nosotros por dejar que nuestra amistad se haya convertido en esto. ¿Qué nos pasó? ¿Cómo es que dejamos de vernos? ¿Cómo no pudimos darnos cuenta a tiempo de que esto se estaba terminando? Estoy enojada con nosotros porque no luchamos más duro por la amistad que teníamos. No éramos como la mayoría de los amigos. Era una amistad que ni tú ni yo esperábamos que algún día terminara. Éramos nosotros contra el mundo, y ahora no somos nada. Estoy molesta con nosotros porque dejamos que nuestra relación se convirtiera en nada más que recuerdos.
Estoy triste porque no sé a dónde ir a partir de ahora. No sé que decir. Realmente no pasó nada para que todo haya cambiado, así que ¿cómo solucionarlo?, ¿qué puedo hacer con este terrible anhelo de que no te vayas del todo?, ¿cómo puedo evitar la terrible sensación de saber que ya nunca me llamarás? ¿Cómo podemos encontrar una solución que recupere nuestra amistad con la misma facilidad con la que nos separamos?.
Tengo miedo de que de ahora en adelante tú ya no seas parte de mi vida. De que cuando necesite abrazar a alguien, tú no estés ahí. Tengo miedo de que cuando haga mi primera fiesta en mi nuevo departamento, tú no estés ayudándome con los preparativos. Tengo miedo de perderte para siempre, perder a esa persona que siempre estuvo a mi lado sin importar qué. Pero lo que más me asusta es que eso ni siquiera te preocupa. Creo que tal vez ni siquiera has notado mi ausencia, o que a lo mejor, simplemente no te importa. Me da miedo saber que ya me reemplazaste. Me duele pensar que tú no recuerdes con cariño nuestra relación como lo hago yo. De que nuestra falta en un futuro no te duela tanto como a mí me duele. Tengo miedo de que no me extrañes tanto como yo te echo de menos.
Sin embargo, incluso si no es el caso, yo no renuncio a la esperanza de que algún día nuestros caminos se vuelvan a unir, no importa lo difícil que parezca ahora. Nunca voy a dejar de preocuparme por ti, ni dejaré de desearte el bien en la vida. En silencio voy a sonreír desde mi lugar mientras avanzamos por el mundo. Tú siempre tendrás un lugar muy especial en mi corazón, a pesar de que yo no se si siga teniendo uno en el tuyo. Nunca voy a dejar de recordar todos nuestros momentos con cariño y siempre diré que, conocerte, ha sido una de las mejores cosas que me han sucedido.
No sé que es lo que nos depara el futuro, pero si sé una cosa: nunca voy a encontrar a alguien que me haga tan feliz, como lo has hecho tú.
Gracias por todo. Te echo de menos más de lo que jamás creí.
Agustina