28/1/17

Mi perfecto desperfecto.

No podemos borrar los errores, no podemos retirar las palabras que ya fueron dichas ni las heridas que ya son cicatrices. Podemos volver a comenzar dejando los reproches y malos momentos atrás. Volver a comenzar ahora que nos hemos equivocado lo suficiente como para no hacerlo de nuevo. Volver a comenzar, si realmente ambos lo deseamos, si realmente estamos dispuestos a hacerlo bien esta vez.
Nadie podrá significar lo que significas para mí. Podríamos enamorarnos de nuevo, pero nunca de esta forma. Nunca nadie te podría reemplazar.
Cometimos muchos errores, dijimos tantas cosas, nos despedimos tantas veces hasta que cuando por fin nos deshicimos el uno del otro, caímos en cuenta de que no era lo que realmente necesitábamos.
Me da risa pensar lo perfecto que se vuelve alguien al quererlo; el olor a pies, la voz ronca, sus ojeras, el cabello despeinado, todo eso te parece tierno.
Es impresionante lo mucho que se puede llegar a querer a alguien, que los defectos, aunque los veamos, se vuelvan motivo de ternura, risa o admiración; sus berrinches, los pelos parados por la mañana, la cara lavada, sus ruidos extraños, incluso cuando hace el ridículo frente a todos… es hermoso.
Es hermoso también llegar al punto de tener tanta confianza, en la que no necesitas “quedar bien”. Sos natural, sos vos, porque sabes, que al igual que él, sos perfecta siendo imperfecta. Sos perfecto con tus rodillas chuecas y los lunares de tu espalda; con esa ropa de invierno que usas en verano, aunque no te bañes seguido, aunque tengas mal humor y rompas todo. Sos perfecto aunque comas como un cerdo a cualquier hora, con esos ojos, esa nariz y esa boca. Sos perfecto con lo que no te gusta de vos, porque a alguien le encanta…
Quiero amarte así, desperfecto, y quiero que me ames aunque sea un desastre.
De Agustina. Para Diego.