Déjame aquí en pedazos.

Te digo adiós, aunque haya una parte de mi que todavía te quiera.
Sé que no voy a olvidarte, y al quedarme sola, sabiendo que te pierdo, tal vez empiezo a amarte como jamás te amé.
Mi más hermoso sueño muere dentro de mí, la esperanza que se agota en cada palabra que ya no creo. Todas las horas perdidas en lágrimas derramadas por alguien que jamás me amó.
Cuando te marches, será el día mas largo de mi existencia, puesto que en las horas restantes, mi boca pronunciará tu nombre... Porque todavía tengo en mente aquellos besos en el coche, y tu imagen durmiendo a mi lado izquierdo de la cama no se quiere ir... Todavía no sé porqué, no puedo mantener mis ojos fuera de ti.
Invento momentos, imagino nuestras historias, creando recuerdos de cuando te tuve en frente de mi, olvidando como nos enamoramos sin querer decirlo.
Son hermosas personas como tú, que me hacen llorar, porque nadie podría ser tan cruel como tú.
Como si fuese tan fácil deshacerse del amor, como si fuese una prenda que se quita y se acabo. Así de simple, así de sencillo me pides que te olvide. Como si fuese tan fácil arrancarte de mi mente, como si todo lo vivido hubiese sido tan intrascendente.
Te dejé en la estación de tren y puse un beso en tu frente mientras te miraba marchar. Luego me fui a casa, recorriendo la ciudad, observé las luces de neón a lo lejos, y eso me hizo llorar.
No quiero estar en algún lugar donde me veas sangrar. Solamente déjame aquí en pedazos.
Me hace falta.
Agustina.