Todavía sigo escribiéndote sin que me leas, sin que siquiera sepas de este pequeño mundo que he creado para ti. En cuanto a mis palabras y cada historia que he creado, te juro que todo es verdadero y sumamente sincero. Todo esto fue para ti, por si algún día me extrañas, y piensas en buscarme, ojala me encuentres, y te puedas tropezar con esto.
Parece que somos dos extraños, nos hemos vuelto muy lejanos y ya no se nada de ti. Pasó muy rápido el tiempo, pero te recuerdo como si hubiese sido ayer que te tenia entre mis brazos.
Te recordé esta noche más que nunca, porque afuera esta estrellado y me encuentro sola, porque hace calor y siento miedo al caminar a casa. Ya no puedo tomarte de la mano, ya no puedo correr junto a ti. Te extraño, y daría lo que fuera por verte una vez más, por poder acariciarte y sentarme a tu lado un momento para escucharte contarme todas las locuras que has hecho sin mi todos estos años. Créeme que tengo todo el tiempo del mundo para escuchar tus historias.
Estoy feliz de que hayas encontrado a alguien que haya curado tus heridas, aquellas que yo te causé. Pero en el fondo hay un dolor interno que me sigue doliendo desde el día en que te perdí. Me siento morir en tus recuerdos. Cuando me recosté en la cama lloré, y tape mi boca. Mi pecho dolía demasiado, y las lagrimas dejaron una marca en mi almohada donde tu habías dormido alguna vez. Estoy muy feliz por ti, no creas que no, es que estoy triste por mi, por haberte dejado. Por no poderte olvidar después de tantos años.
Agustina.
20/11/15
19/11/15
Seguirá pasando la vida.
Desde este mismo instante seremos dos extraños por estos pocos días, quién sabe cuántos años. Yo seré en tu recuerdo como un libro prohibido, uno de esos que nadie confiesa haber leído. Y así mañana, al vernos en la calle, tú bajarás los ojos y apurarás el paso. Y yo discretamente, me cambiaré de acera, o encenderé un cigarro, como si no te viera. Seremos dos extraños desde este mismo instante y pasarán los meses, y tendrás otra amante. Y como eres hermoso, sentimental y fiel, quizás, andando el tiempo, te casarás con ella.
Y ya, más que una mujer, será como una amiga, aunque nunca le cuentes que has soñado conmigo. Y aunque, tras tu sonrisa de hombre satisfecho, se te empañen los ojos al llegar una fecha.
Acaso, cuando llueva, recordarás un día en que estuvimos juntos y que también llovía. Alguna vez harás un gesto mío, tal vez sin darte cuenta, cuando dobles tu almohada con tu mano soñolienta. Espero que sí recuerdes.
¿Qué mas puedo decirte? Ella será la mujer honesta haciéndote feliz con todas las cosas que a ti también, y así, pasarán años y años, hasta que, finalmente, me hayas olvidado. Yo seguiré soñando mientras pasa la vida, y tú te irás borrando lentamente de mi sueño. Y quizá poco a poco, dejaré de escribir sobre las desilusiones y los aburrimientos. Dejaré de escribir sobre ti.
Acaso nos veremos un día casualmente al cruzar una calle y nos saludaremos. Yo pensaré quizá: " qué lindo es todavía" y tú quizá pensarás: "se está poniendo vieja". Tú irás solo o con ella. Yo iré sola o con alguien. O tú irás con un hijo que debiera ser nuestro.
Y seguirá pasando la vida, año tras año. Un amigo, algún día me dirá que te ha visto, o una canción de entonces me traerá tu recuerdo. Y en estas noches tristes de quietud y de estrellas, pensaré en ti un instante, pero cada vez menos. Yo ya te habré olvidado definitivamente, y sobre mis rodillas se sentarán mis nietos. (Y quizá, para entonces, al cruzar una calle, nos vimos frente a frente, ya sin reconocernos).
Y una tarde de sol me cubrirán de tierra, las manos para siempre cruzadas sobre mi pecho. Tú, con los ojos tristes y los cabellos blancos, te pasarás las horas bostezando y renegando, y cada primavera renacerán las rosas en aquel rincón, aunque tu estés viejo ya, y aunque yo me haya muerto.
Agustina.
Y ya, más que una mujer, será como una amiga, aunque nunca le cuentes que has soñado conmigo. Y aunque, tras tu sonrisa de hombre satisfecho, se te empañen los ojos al llegar una fecha.
Acaso, cuando llueva, recordarás un día en que estuvimos juntos y que también llovía. Alguna vez harás un gesto mío, tal vez sin darte cuenta, cuando dobles tu almohada con tu mano soñolienta. Espero que sí recuerdes.
¿Qué mas puedo decirte? Ella será la mujer honesta haciéndote feliz con todas las cosas que a ti también, y así, pasarán años y años, hasta que, finalmente, me hayas olvidado. Yo seguiré soñando mientras pasa la vida, y tú te irás borrando lentamente de mi sueño. Y quizá poco a poco, dejaré de escribir sobre las desilusiones y los aburrimientos. Dejaré de escribir sobre ti.
Acaso nos veremos un día casualmente al cruzar una calle y nos saludaremos. Yo pensaré quizá: " qué lindo es todavía" y tú quizá pensarás: "se está poniendo vieja". Tú irás solo o con ella. Yo iré sola o con alguien. O tú irás con un hijo que debiera ser nuestro.
Y seguirá pasando la vida, año tras año. Un amigo, algún día me dirá que te ha visto, o una canción de entonces me traerá tu recuerdo. Y en estas noches tristes de quietud y de estrellas, pensaré en ti un instante, pero cada vez menos. Yo ya te habré olvidado definitivamente, y sobre mis rodillas se sentarán mis nietos. (Y quizá, para entonces, al cruzar una calle, nos vimos frente a frente, ya sin reconocernos).
Y una tarde de sol me cubrirán de tierra, las manos para siempre cruzadas sobre mi pecho. Tú, con los ojos tristes y los cabellos blancos, te pasarás las horas bostezando y renegando, y cada primavera renacerán las rosas en aquel rincón, aunque tu estés viejo ya, y aunque yo me haya muerto.
Agustina.
15/11/15
Sencillos deseos.
Hay días que están hechos para morirse o para llorar. Días poblados de fantasmas y ecos, en los que ando sobresaltada, pareciéndome que el pasado va a abrir la puerta otra vez y que hoy será ayer.
Tus manos, tus ojos, tu estar conmigo, lo que hace tan poco era tan real, ahora tiene la misma textura del sueño.
Hoy quisiera tus dedos escribiéndome historias en mi pelo, y tus besos en la espalda. Que me dijeras las más grandes verdades, o las más grandes mentiras. Que me dijeras por ejemplo que soy la mujer más hermosa del mundo, que me quieres mucho, cosas así, tan sencillas. Que me quedaras viendo a los ojos como si tu vida entera dependiera de que los míos sonrieran. Quisiera ahora mismo una caricia tuya que me haga olvidar por completo el pasado de donde vienes.
Es larga la noche, como el camino hasta tu casa por donde regreso, arrastrando los pies hasta mi cama solitaria. A dormir con tu olor impregnado en mi piel, a dormir con tu sombra. Esta nostalgia, este sueño que vivo, esta nostalgia con nombre y apellido, me hunde en el cuerpo, y me desangra en las venas. Nadie puede predecir el pasado, cuando ya quizás no somos los mismos, cuando ya quizás hemos olvidado el nombre de la calle donde alguna vez pudimos encontrarnos.
En los días buenos, de lluvia, los días en que nos quisimos totalmente, en que nos fuimos abriendo el uno al otro como cuevas secretas; En esos días amor, y ahora, en estos días secos en que tu ausencia duele y agrieta la piel, y las lágrimas salen de mis ojos llenas de tu recuerdo, a refrescar la aridez de mi cuerpo tan vacío y tan lleno de vos.
-Hubiera sido tan hermoso el mar desde nuestro castillo de arena. Ahora el agua se ha llevado nuestro castillo de arena en la marea alta.
Agustina.
Tus manos, tus ojos, tu estar conmigo, lo que hace tan poco era tan real, ahora tiene la misma textura del sueño.
Hoy quisiera tus dedos escribiéndome historias en mi pelo, y tus besos en la espalda. Que me dijeras las más grandes verdades, o las más grandes mentiras. Que me dijeras por ejemplo que soy la mujer más hermosa del mundo, que me quieres mucho, cosas así, tan sencillas. Que me quedaras viendo a los ojos como si tu vida entera dependiera de que los míos sonrieran. Quisiera ahora mismo una caricia tuya que me haga olvidar por completo el pasado de donde vienes.
Es larga la noche, como el camino hasta tu casa por donde regreso, arrastrando los pies hasta mi cama solitaria. A dormir con tu olor impregnado en mi piel, a dormir con tu sombra. Esta nostalgia, este sueño que vivo, esta nostalgia con nombre y apellido, me hunde en el cuerpo, y me desangra en las venas. Nadie puede predecir el pasado, cuando ya quizás no somos los mismos, cuando ya quizás hemos olvidado el nombre de la calle donde alguna vez pudimos encontrarnos.
En los días buenos, de lluvia, los días en que nos quisimos totalmente, en que nos fuimos abriendo el uno al otro como cuevas secretas; En esos días amor, y ahora, en estos días secos en que tu ausencia duele y agrieta la piel, y las lágrimas salen de mis ojos llenas de tu recuerdo, a refrescar la aridez de mi cuerpo tan vacío y tan lleno de vos.
-Hubiera sido tan hermoso el mar desde nuestro castillo de arena. Ahora el agua se ha llevado nuestro castillo de arena en la marea alta.
Agustina.
8/11/15
Eres hoy vacío.
Recuerdo cuando me dijiste: "Son hermosos los ojos húmedos y me encanta el viento". Hoy deseo yo tus pasos, y revivo tus palabras. Y todavía amo la baldosa en la que pisaste, igual que la mesa de pino que aún guarda la caricia de tus manos. Sigo guardando el estropeado cigarrillo que olvidaste en el fondo de mi bolso. Recorro cada calle que anduviste, y sé, que amaste este camino por el que un día caminamos de la mano.
Dijiste: "Así soy yo, como esa música triste y alegre a un mismo tiempo". Y te amo, en el olor que tiene mi cuerpo de tu cuerpo. En el día aterido que tú estás respirando no sé dónde. En el polvo, en el aire, en esa nube que tú no mirarás, en mi mirada que te calcó y fijó en mi más triste fondo. En tus besos sellados en mis labios, y en mis manos vacías, pues eres hoy vacío, y en el vacío te amo.
Ni las noches insomnes, ni tu dulce retrato, ni el tiempo, pueden calmar mi pena de no verte. Y es la noche sin ti lo que yo escribo.Y yo tan sólo se hablar de la tarde sin ti y de mi tristeza.
Agustina.
Dijiste: "Así soy yo, como esa música triste y alegre a un mismo tiempo". Y te amo, en el olor que tiene mi cuerpo de tu cuerpo. En el día aterido que tú estás respirando no sé dónde. En el polvo, en el aire, en esa nube que tú no mirarás, en mi mirada que te calcó y fijó en mi más triste fondo. En tus besos sellados en mis labios, y en mis manos vacías, pues eres hoy vacío, y en el vacío te amo.
Ni las noches insomnes, ni tu dulce retrato, ni el tiempo, pueden calmar mi pena de no verte. Y es la noche sin ti lo que yo escribo.Y yo tan sólo se hablar de la tarde sin ti y de mi tristeza.
Agustina.
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