29/10/15

En un tiempo, otro tiempo...

No es el tiempo el que pasa. Eres tú que te alejas y vas dejando caer todo aquello que amaste. Las horas que te hicieron feliz, los amigos en quienes le dieron refugio a tu tristeza, los sueños inacabados. Hasta a mi. Al final, vacías las manos y te preguntas en qué momento se te fue la vida, se te sigue yendo, como un hilo de agua entre los dedos. Te preguntas en qué momento te has perdido y no te has encontrado.
Detrás de mí estarán siguiéndome todas las cosas que amé. El silencio que nos unió, el arduo amor que nunca pudo vencer el tiempo, el roce de tus manos, las tardes junto al mar, tus palabras.
Pero fui una idiota por dejar que te marcharas. Cuando llegué te habías ido a los brazos de otro amor. Y no quise decirte: "Vuelve, perdóname esta vez, se me hizo tarde, fue un pequeño descuido de la vida, una leve distracción del destino". Me quede callada y guardé todo aquello. Aquel silencio que selló mis labios me hiere todavía el corazón.
Un breve instante se cruzaron tu mirada y la mía. Y supe de repente -no sé si tú también- que en un tiempo, otro tiempo, tus ojos y mis ojos se habían encontrado. Y esto de ahora, no era más que un eco, un recuerdo. Como una ola que regresa atravesando mares, hasta la antigua orilla.
Agustina.


22/10/15

Después de tu muerte.

"Me doy cuenta de que me faltas y de que te busco entre las gentes, en el ruido, pero todo es inútil. Cuando me quedo sola, me quedo más sola, por todas partes. Por ti y por mí. No hago nada mas que esperar todo el día hasta que no llegas. Hasta que me duermo y no estás y no has llegado. Y me quedo dormida y terriblemente cansada preguntando; Amor, todos los días... aquí a mi lado, junto a mí, haces falta.
Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Pero me dueles. Insoportablemente me dueles. Nada queda de mí después de tu muerte.
Ahora estamos unidos para siempre. No importa que te hayas marchado, que la puerta no se abra más para esperar tus pasos, tampoco importa que mis manos no puedan rozar las tuyas. Andas conmigo, vas, vienes a mi lado, y miras con mis ojos el ocaso. Oyes el viento en la noche cuando pasa estremeciendo las ventanas, y me sigues constante por la oscura comarca del insomnio. Revestido de ausencia, tu perdida presencia me acompaña."

Si donde estés, tú oyes que alguna voz te nombra, seré yo que en el viaje te recuerdo.
Agustina.



12/10/15

"Carta - A quien ya no está"

Te extraño. Seis años han pasado y todavía deseo poder regresar el tiempo hasta aquel verano de 2009. Recuerdo todo, compartiendo nuestro café matutino, caminando juntos por el parque en un hermoso día, y ver tu mano tomando la mía, que me aseguraba que no debía preocuparme de nada porque nuestra vida era buena. No tenía idea de que la vida estaba a punto de enseñarme la lección más dura de todas. Aprendí el intenso dolor de perder un ser amado de repente, sin previo aviso, y sin tener el tiempo para un último abrazo y la oportunidad de decir "Te Amo" por ultima vez. El dolor y la conmoción de perderte tan de repente esta conmigo cada momento de cada día. Es tan triste despertar y ver que tú no estas.
Cuando toqué el lado izquierdo de nuestra cama una noche, me di cuenta que seguía tibio. Ese momento ha quedado conmigo en los últimos seis años, y seguirá conmigo por siempre.
Agustina.

Que triste.

Que triste se ve todo desde esta perspectiva, si te metes dentro de mis ojos y vieras todo lo que yo veo. Si estas rodeado de gente falsa, de mentiras, de sentimientos inválidos. Que triste es estar en mi lugar, en mi mente, cuando los recuerdos hacen que quiera volver el tiempo atrás, cuando inundan mis ojos al empezar a llorar. Que triste es la vida cuando pasan los años y uno sigue estancado en el mismo lugar. Todo se pone más y más difícil, la vida te golpea una y otra vez hasta que caes y tratas de seguir adelante, pero a veces cuesta demasiado ser fuerte. Los años se van, y aún sigues pensando en esos momentos que te hicieron tan feliz, en esos tiempos donde poco te importaba todo, donde no existían las lagrimas de dolor, solo llorabas de felicidad. Esos tiempos donde pasabas las horas en cualquier lugar y nadie te dejaba solo, siempre había alguien que te acompañaba en las buenas y en las malas. Había alguien verdadero.
Mañana cuando ya no puedan encontrarse nuestros ojos, y vivamos ausentes, muy lejos uno del otro, que te hable de mí este libro como de ti me habla todo. Cada hoja es un recuerdo tan triste como tierno.
Quiero que sepas que ya hace muchos días estoy enfermo y pálido de tanto no dormir; que ya se han muerto todas mis esperanzas, que mis noches son negras, tan negras y sombrías que ya no sé ni dónde acurrucarme para dormir.
Agustina.

8/10/15

Buenos días, mi amor.

Son las cinco y diez de la madrugada, está a punto de pasar el primer autobús. Entra una brisa fresca por la ventana y suena una melodía, bajito y dulce. Se está acabando el paquete de cigarrillos que abrí mientras te observaba dormir. He visto en la televisión dos películas seguidas, me he tomado dos vasos largos de ron con mucho hielo. La vela de jazmín que he encendido hace unas horas se ha consumido hace un rato. De alguna manera, sigo sosteniendo este extremo del universo para que no caiga sobre ti. Un extremo donde suena la música muy bajito, la madrugada de verano es hermosa y fresca, y la luz suave. Donde el alcohol no hace daño y las sonrisas son dulces. Ya sé que es absurdo, pero pienso que mientras estés aquí despierta, no se desbaratará el cielo y la tierra seguirá girando bajo las estrellas con una cadencia perfecta. Pienso que, mientras tú duermes, alguien debe vigilar para que las pesadillas no te toquen. Alguien debe tener la luz encendida y quererte.
Dentro de un rato despertarás y no recordarás nada. Se apagarán las luces del edificio bajo el empuje de la luz del sol, y entonces yo me iré a dormir. Comenzará un nuevo día lleno de ruidos, el mundo volverá a ser un caos.
Huele bien la mañana recién hecha. Y la brisa es dulce sobre mis hombros. Es hermoso ver cómo es el mundo instantes antes de que sea real, con un trozo de hielo que se derrite con sabor a ron en la boca, mientras oigo que el reloj del vecino da las seis. Pasa el segundo autobús, y se acaba el disco. Un portero guarda los cubos de basura haciéndolos rodar con desgana. La calle se despereza. Pasa un coche. Alguien sube una persiana. Ahora suena una moto..
Estoy llorando, mi amor, y es de ternura. Y, seguramente, de ron. Pero son lágrimas dulces y porque me
gusta cómo te despiertas junto a mi al encuentro del día. Buenos días, mi amor.
Agustina.

7/10/15

La carta depresiva.

Me siento segura de estar nuevamente enloqueciendo. Creo que no podemos atravesar otro de estos terribles períodos. No voy a reponerme esta vez. He empezado a oír voces y no me puedo concentrar. Por lo tanto, estoy haciendo lo que me parece mejor hacer.
Tú me has dado la mayor felicidad posible. Has sido en todas las formas todo lo que alguien necesita.
No creo que dos personas hayan sido más felices, hasta que apareció esta terrible enfermedad. No puedo luchar por más tiempo. Sé que estoy estropeando tu vida, que sin mí no podrás trabajar. Y no te mereces eso. Te das cuenta, ni siquiera puedo escribir esto correctamente. No puedo leer. Cuanto te quiero decir es que te debo toda la felicidad en mi vida. Has sido totalmente paciente conmigo e increíblemente bondadoso. Quiero decirte que si alguien podía salvarme, hubieras sido tú. Nada queda en mí, salvo la certidumbre de tu bondad. No puedo seguir destruyendo tu vida por más tiempo.
No creo que dos personas pudieran haber sido más felices de lo que nosotros hemos sido.
Agustina. 
Virginia Woolf a Leonard Woolf Dos grandes escritores.

4/10/15

Tuya.

Me dijiste "soy tuyo" en el tiempo donde éramos tan cercanos. Donde solo existíamos vos y yo. Y si, eras mio, como yo era solo tuya, pero el tiempo poco a poco nos fue separando. Ya no eres mio, otra comparte tu cama y tu rutina, otra esta en tus brazos ahora mismo y ya estas muy lejos. Tal vez la vida nos puso en nuestro camino, en el lugar correcto, pero desde que nos alejamos, ningún lugar se sintió el mismo. Extraño mucho tu voz, tus gestos, la forma que tenias de tocarme, de mirarme, tu forma de aguantarme. Ya nadie me quiere así. Aceptabas todo de mi, y eso es lo que mas extraño, solía ser libre a tu lado.
Sé que una vez prometí quererte para siempre, prometí que no te abandonaría y fallé. Intenté mas de una vez recuperarte, intentar curar todo el dolor que nos causé, pero tu dolor fue mas orgulloso. De algún modo no puedo sacarte de mi cabeza. La vida me separó de lo que mas amé.
Que tiempos hemos vivido, crecimos juntos cada día, aprendimos infinitas cosas, aprendimos a querernos con nuestros defectos y virtudes, aprendimos a aceptarnos sin juzgarnos. Éramos tan jóvenes y supimos respetarnos tanto, cuidarnos como si hubiéramos sabido amar hace miles de años atrás.
Nunca encontré a nadie igual. He tratado de compararte con algunos muchachos, sin querer. Quería encontrarte en alguno de ellos, pero no existes en nadie mas. Para mi siempre serás único.
Es justo que hoy sienta ganas de abandonar el mundo, te perdí hace ya mucho tiempo pero todavía no puedo recomponerme. Perdóname otra vez, sé que te lo he dicho cientos de veces, y nada puedo hacer para que vuelvas a mi. Esta vida ya no tiene el mismo sentido que antes. Ojala que alguna vez puedas recordar esos tiempos como yo los recuerdo todos los días. Siempre serás mio, aunque hoy, pertenezcas a otra.
Agustina.

1/10/15

Dejaré de ser tuyo.

De nuevo te escribo porque me encuentro solo y porque me apena siempre tener que charlar contigo sin que lo sepas ni me oigas, ni puedas contestarme.
Desde hace mucho acepté que nunca serás para mí y que no te tendré tan cerca como antes, pero ese amor que alguna vez te juré para siempre, no se extingue, no se muere y sangra todos los días.
Desde que te alejaste, cuántos lugares se han tornado vanos y sin sentido, iguales a luces en el día.
Pero te escribo para implorarte… dame una noche, solo una, déjame vivirte una vez más antes de caminar solo.
No sabes lo difícil que fue para mí algún día buscarte, y lo difícil que es ahora perderte. Pero no te pediré que te quedes, más bien te ruego que te marches lejos, aléjate lo más que puedas de mi presencia.
Yo por mi parte cambiaré de perfume y de canción favorita, dejaré de ser yo, para así dejar de ser tuyo.
Si alguna vez nos conocimos, por favor olvídalo, así me ayudarás a borrar tu huella y a reparar el daño que yo, por ti, me hice a mí mismo.
Agustina.