"Era lógico que él era un imbécil, porque nunca pudo notar la tristeza detrás de su sonrisa, nunca pudo darse cuenta de lo que ella realmente significaba como persona y de lo que valía. Yo creo que nadie se merece esa sensación de duda por saber si lo quieren o ya no. Te acostumbraste tanto a ser una sombra, que se te olvidó que un día fuiste el sol.
Y entonces abres los ojos y te das cuenta de que en la vida real no se dicen esas frases de película, que nadie cruzaría un océano para abrazarte cuando tengas frío, que las historias de amor solo existen en canciones, que las personas cuentan mentiras, que siempre será mas fácil perdonar que olvidar, y que las cosas nunca vuelven a ser lo que un día fueron."
_Yo soy el desorden que elegiste. El closet que no podrás cerrar. El diablo en ti supongo, porque las heridas nunca curan, pero todo cambiaría si pudiéramos regresar los años atrás, si tu pudieras aprender a perdonarme, entonces yo podría aprender a sentir. Entonces podríamos quedarnos aquí juntos, y podríamos conquistar el mundo, pero no son más que solo unas palabras...
Fuiste tan fugaz que no llegué a amarte como hubiera querido. Vos te perdiste un amor incondicional y yo me salvé de otro suicidio.
16/6/16
14/6/16
Reencontrarse.
"Y ahí estaba yo, aguantándome las lágrimas, mientras sonreía diciendo que todo estaba bien.. Hice un gesto de que no pasaba nada, pero la verdad era que me había afectado.
No sabría decir qué es lo que ha sido distinto esta vez, solo que cuando me desperté me sentí más muerta de lo habitual. Despierta, sí, pero completamente vacía. La noche cae y, yo también.
Estaba cansada, y no de el tipo de cansancio que desaparece solo con dormir. Estaba cansada de la rutina, de las cosas sin sentido, de las personas que se van, de la forma en que llevo mi vida en general.
Me daba mucha vergüenza decirlo, pero, me había hecho ese corte en el peor momento de mi vida y no lo
había hecho en broma. Había querido acabar con todo en ese momento. Simplemente quitarme de en medio, porque en ese instante nada podría haber sido peor que lo que ya me había pasado.
El suicidio nunca fue la respuesta, y, en cualquier caso, quitarme de en medio era dejarles ganar a todos ellos. Pero yo odiaba ver en mi cuerpo las marcas de mi propia debilidad, me habría muerto de vergüenza si alguien las hubiera llegado a ver. Es absolutamente necesario suicidarse cada cierto tiempo, huir de uno mismo, perderse, levitar, ayunar, sentir el cuerpo vacío, agotado, dolorido. Beber, vomitar, tocar fondo, y luego no recordar nada. Estar ausente de todo. Para después, aferrarse de nuevo a la vida. Reencontrarse, vestir colores claros, andar a paso ligero y sonreír a los vecinos cuando te saludan en la escalera.
—¿Qué tal estás, preciosa?
—]odídamente bien, gracias".
Agustina.
No sabría decir qué es lo que ha sido distinto esta vez, solo que cuando me desperté me sentí más muerta de lo habitual. Despierta, sí, pero completamente vacía. La noche cae y, yo también.
Estaba cansada, y no de el tipo de cansancio que desaparece solo con dormir. Estaba cansada de la rutina, de las cosas sin sentido, de las personas que se van, de la forma en que llevo mi vida en general.
Me daba mucha vergüenza decirlo, pero, me había hecho ese corte en el peor momento de mi vida y no lo
había hecho en broma. Había querido acabar con todo en ese momento. Simplemente quitarme de en medio, porque en ese instante nada podría haber sido peor que lo que ya me había pasado.
El suicidio nunca fue la respuesta, y, en cualquier caso, quitarme de en medio era dejarles ganar a todos ellos. Pero yo odiaba ver en mi cuerpo las marcas de mi propia debilidad, me habría muerto de vergüenza si alguien las hubiera llegado a ver. Es absolutamente necesario suicidarse cada cierto tiempo, huir de uno mismo, perderse, levitar, ayunar, sentir el cuerpo vacío, agotado, dolorido. Beber, vomitar, tocar fondo, y luego no recordar nada. Estar ausente de todo. Para después, aferrarse de nuevo a la vida. Reencontrarse, vestir colores claros, andar a paso ligero y sonreír a los vecinos cuando te saludan en la escalera.
—¿Qué tal estás, preciosa?
—]odídamente bien, gracias".
Agustina.
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