Entiendo que estas nervioso, yo también lo estoy. Hace tanto tiempo que no hablábamos que hasta ahora no sabemos ordenar bien las palabras. Me niego a mentirte y decirte que no estoy feliz de poder estar frente a tus ojos, de hecho, es para mi tan importante como casi imposible sentarme de nuevo a mirarte. Hablando por horas de una vida distinta, de pronto estábamos rodeándonos en recuerdos. Eramos cercanos, tan cercanos que nos conocíamos totalmente. Eramos jóvenes, estábamos uno al lado del otro siempre. No sé cuando empezamos a perder el contacto.
Tal vez te odio un poco, te veo distinto. Ni en corazón ni en alma te pareces al que amaba, y hasta tu cuerpo cambia, pero es más hermoso, quizá por imposible y por lejano. Pero el odio también me modifica a mí misma, y cuando quiero darme cuenta, soy otra que no odia, que ama a ese desconocido, cuyo nombre es el tuyo, que lleva tu apellido, y tiene, igual que tú, el cabello marrón y esas pestañas alargadas. Cuando sonríes, yo te reconozco como si hubiese sido ayer que nos amábamos. Y vuelvo a verte, al fin, tal como eras, como sigues siendo, como serás ya siempre, mientras te ame.
Siempre hay algo que determina mi tristeza cuando te vas, que me impulsa a buscarte ciegamente, que me lleva a tu lado sin remedio: Lo que la gente llama amor, supongo. Y los ojos, mis ojos, te seguirán a donde vayas, fieles. Voy a venir hasta ti, si alguna vez quieres enamorarte. No voy a estar esperando, pero voy a estar dispuesta si me llamas.
Agustina.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Te ofrezco mis lineas..
Comentá. Puedo dedicarte una historia.♥