Yo sé que algo persiste, todavía. Pero no existen ya ni la alegría, apenas una cálida costumbre.
Estar triste otra vez, inmensamente, pero ya sin pasión, sin aspereza, sin amargura. Casi sin tristeza.
Triste de angustia, de los sueños rotos, de aquello que se quiso y ya no se quiere.
Sola estoy y quisiera estar conmigo fuera de ti, de todo. Fuera de ellos. Me gustaría tanto ser alegre, ya no quiero ser triste, melancólica y ausente. Siento la vida así, desesperada y ya no puedo más. Me duele tanto.
Ya no me digas nada, no es preciso. Todo fue dicho ya tan a menudo, que ahora tengo miedo amor, y dudo de aquello que esta al borde del silencio.
No aprendí a ser feliz. La soledad me parecía buena y el silencio se ajustaba a mi paso. Mi vida estaba escrita, señalada desde mi despertar hasta el cansancio. Hoy, el silencio es un no estar contigo, un teléfono mudo, una distancia y toda soledad tiene tu nombre. Entonces, un terror crece dentro de mi, como un monstruo pequeño, y yo pienso en mi muerte nuevamente.
Agustina.
Me encantan tus historias Agus. Seguí escribiendo para nosotros. Saludos desde Colombia
ResponderBorrartodo es interesante pero tambien triste quiza por que me identifico con una de ellas
ResponderBorrareres muy buena escribiendo
Gracias por seguir mis escritos, ustedes son quienes alimentan mis ganas de seguir escribiendo. Bonita vida! ♥
Borrar